El Real Madrid fichó en el mercado de invierno de la temporada 06/07 a dos jugadores argentinos que por aquella época no eran demasiado conocidos en España: Gonzalo Higuaín y Fernando Gago. El motivo de ambas contrataciones, más allá de la intención de hacer progresar a dos futbolistas jóvenes, fue tapar huecos en un equipo que no encontraba su rumbo en una liga dominada hasta ese momento por el Barcelona.
Ambos jugadores fueron duramente criticados, sin dar margen a su adaptación y olvidando su inexperiencia de manera injusta. Sin embargo, mientras el «Pipita» ha ido superando obstáculos hasta convertirse en una referencia para el equipo -al menos durante la pasada campaña-, el juego de Fernando Gago no ha mostrado mejoría alguna.
Actualmente Gago no aporta nada al Real Madrid, y es inutil seguir apelando a su juventud, es un mediocentro invisible. Defensivamente es un jugador sacrificado pero débil. La impresión que causa sobre el campo es la de un pollo sin cabeza corriendo detrás del balón, sin ningún orden táctico. Ofensivamente, tiene habilidad para distribuir el balón y ver espacios, pero solo lo demuestra en algunos partidos, lo que le convierte en un jugador irregular. Además no tiene llegada ni mucho menos gol.
Además, el Real Madrid tiene muy bien cubierta esa parcela del campo. Los dos Diarrá como centrocampistas más defensivos, y Granero y Guti como futbolistas más creativos, además del indispensable Xabi Alonso, cierran las puertas a una poco probable titularidad del jugador argentino. Este verano hubo ofertas por él y el Real Madrid las rechazó, quizás temiendo una posible recaida de Mahamadou Diarra. Habiendo observado que el jugador malí puede volver a ser util al conjunto blanco, la mejor opción con respecto a Gago sería una venta. El Everton ofreció hasta quince millones por el «pintita», cifra más que aceptable para deshacerse del que nunca será heredero de Redondo.